martes, 16 de octubre de 2012

TRAIDORES EN LAS PIEDRAS - ANTEL FEST 2012


A lo largo de su historia, Los Traidores han sido una banda que ha transitado conceptualmente por diversos momentos, pero siempre en una linea. Muchos años en la ruta (mas de un cuarto de siglo) pero también unos cuantos en la banquina, alejados del lugar donde mas rinden, con agua bajo el puente (y algo por encima también), pero siempre alumbrados por una especie de oscuridad que los mantuvo intactos de la ceguera que muchos artistas han sufrido, y eso es un mérito a destacar, porque a pesar de todo siguieron “Bailando en la oscuridad”, y es necesario alimentarse de ella para seguir haciendo composiciones de tal magnitud.
En el intento de trazar unas lineas del camino de la banda, no dudo en afirmar que ante todo, hay un elemento importante que hace a la materia y que de ningún modo es posible prescindir de el, y es la “ciudad”. Las ciudades en referencia a los grupos rockeros pueden influir de variada manera, primeramente son el caldo de cultivo, para luego llegar a ser algo mas ( o no) y es por eso que no existe una generalidad que ate a cada caso con un nexo común irrebatible, sino mas bien las diferencias suelen aparecer casi sin ningún sostén explicable. En el subgrupo de los mas referenciados e inspirados por una ciudad, entra sin lugar a dudas el tándem Casanova – Nattero.
No en vano el primer disco de la banda lleva el nombre de la cuidad que los parió (“Montevideo Agoniza” un disco que ya cumplió 25 años de vida!)y por supuesto, que en el disco mas conceptual de su trayectoria aparecen fuertemente trazadas una serie de aristas que construyen la ciudad de Babilonia, que no es exclusivamente fuera de aquí... sino que refleja mas bien una aldea global que bien puede transpolarse y mezclar a lugares tan lejanos con barrios bien cercanos al mapa; del año 1995 es “Radio Babilonia”, y por supuesto que la canción homónima no iba a faltar en este concierto.
Los Traidores fueron básicamente una de las excusas en mi decisión de volver a presenciar (luego de unos cuantos años de ausencias) un festival de rock en el interior, y sinceramente debo admitir que si ellos no hubieran estado en la grilla, el sentido de hacer el mini viaje para acudir a la cita no habría existido, pero viendo la ocasión la ruta llamó y no se rechazo tal invitación.
Avenida Garzón es uno de los principales caminos que une a Montevideo con el núcleo canario, en concreto con la ciudad de Las Piedras, donde muchas personas viven y duermen, combinando esto con sus tareas laborales en suelo montevideano, hacia unos cuantos años que por diversas razones personales no transitaba por aquellos lugares, hablo de sitios como La Paz, Colón o el propio Peñarol. La avenida parece algo cambiada debido a algunas reformas que la pretender transformar en un corredor central inspirada en el modelo de algunas ciudades europeas, vaya uno a saber hasta donde llegará la aplicación certera de esta idea, de si sus fundamentos se sustentan en un estudio de la realidad montevideana.
Como bien parece, es muy difícil hablar de un tema sin desviarnos del concepto “ciudad”, pero en algún momento hay que hablar de música; la excusa de la reunión.
El parque Artigas era el marco físico donde se presentaban uno a uno, los diferentes artistas que variaban desde el canto popular, pasando por el pop al rock alternativo, el mismo lugar le daba una impronta de componente popular, allí mismo donde se nuclean el famoso Hipódromo de Las Piedras o la propia cancha en “eterna construcción” del Club Juventud, donde el esqueleto de una tribuna es lo que mas llama la atención.
En las calles previas, un montón de puestos se apostaban a realizar algún dinero mediante la venta de principalmente bebidas y comidas; tortas fritas, pizzas, hamburguesas, cervezas y vinos seguramente le hayan dado un buen impulso mensual a gente con necesidades económicas y también a especuladores que vieron una buena oportunidad para recaudar un dinero extra.
La variedad del público ya se podía distinguir sin entrar al predio, tan solo mirando a la gente en la calle; tal vez sea la magia de realizar estos eventos en ciudades del interior, el “rockero tipo” dejaba lugar para otro tipo de gente mas alejada al genero, e incluso de afinidad nula con el, sin dudas que miles de simpatizantes y practicantes de la cultura “plancha” disfrutaron el fin de semana igual o mas que muchos “rockeros tipos”.
Tampoco es una historia demasiado dificil de entender que mucha gente no se siente incluida en la cultura de este bendito país, o mejor dicho ni siquiera sabe o entiende de exclusiones e inclusiones, sino que simplemente trata de subsistir en este medio hóstil, y por momentos agobiante.
En el medio de ese agobio, y previo al jolgorio y la jarana que el grupo “4 pesos de propina” ofreció para finalizar la noche, Los Traidores se presentaron con un show corto de 10 canciones (en mi opinión una falta de respeto para uno de los responsables de la historia del rock nacional). Abrieron con un guiño al escritor Eduardo Galeano (“De amor y de guerra”) y cerraron con la señalada y acertadisima “Radio Babilonia”. En el medio de todo esto clásicos como “Viviana es una reaccionaria”, y “Solo Fotografías” ante la indiferencia de una buena parte del público y ante la admiración de otra parte menor que se encontraba contra la valla, parte en la que por supuesto debo incluirme.
Contrario a lo que siempre han sido, en esta oportunidad especial, un guitarrista mas, ayudó a Victor Nattero secundandolo con los acordes a ese excepcional guitarrista, para darle mayor libertad y aire a su interpretación. Sin querer criticarlo a un muchacho que no conozco; me pareció verlo algo extraño en el escenario, un poco desencajado de la postal traidora (claro que este puede ser un notorio perjuicio debido a lo clásico y lo consuetudinario), no estoy analizando rasgos musicales sino mas bien dejando entrever la visión externa de lo que transmitió la escena, fundamentando esto en elementos subjetivos.
Es de ley, hacerle mención a dos canciones que rozan melodías realmente perfectas, a pesar de no ser las mas conocidas para el público normal: “Fundas Plásticas” y “Máquina”, ambas forman parte de una actualización del sonido de la banda en su momento (año 1995) y posteriores años hasta el día de hoy, que pasaron desapercibidas para mucha gente.
Hasta aquí una breve reseña de esta historia musical que nunca puede desprenderse de la realidad en este país, lamentablemente los robos, la violencia no achacable al rock, pero si achacable a “Babilonia” a este gigantesco circo que ha maniatado a mas de una mente que por cierto aun sigue bien cerrada.



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